CINCO ASPECTOS PARA EJERCER UN VOTO LIBRE, SECRETO Y RAZONADO
NOTA DE REDACCIÓN.- Por estar los tiempos políticos en varias entidades de México para elección de gobernadores, alcaldes, diputados locales y federales, además de senadores, que se efectuará el 7 de junio próximo, vale la pena reproducir un artículo del periodista Jesús Cantú Escalante, que ilustra ampliamente a los ciudadanos para conocer a detalle los CINCO ASPECTOS PARA EJERCER UN VOTO LIBRE, SECRETO Y RAZONADO publicado en:
https://egresados.itesm.mx/vinculacion/Edi_70/edi70_revista_9.htm
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CINCO ASPECTOS PARA EJERCER UN VOTO LIBRE, SECRETO Y RAZONADO
Jesús Cantú Escalante (LEC’74) Votar es mucho más que elegir al azar. La tarea del electorado consiste en conocer las posturas y compromisos de los candidatos, la historia personal de sus equipos de campaña, la relación que sostienen con su partido, la congruencia entre su plataforma electoral y la historia del partido y su programa de gobierno. El voto razonado, libre y secreto es una poderosa y eficaz herramienta de cambio social. Es el instrumento que la ciudadanía tiene a su disposición para participar e influir en la conducción de los asuntos públicos y para manifestar la aprobación o desaprobación con los gobernantes, los partidos políticos y las políticas públicas. En México, dicha herramienta todavía adolece de algunas limitaciones, pues lamentablemente aún no existe la posibilidad de reelección inmediata, lo que permitiría utilizarla más eficazmente como instrumento de rendición de cuentas, al apoyar o rechazar a legisladores o alcaldes que soliciten nuevamente el voto popular. Tampoco existen a nivel nacional –aunque sí en algunos estados de la República Mexicana– los instrumentos de democracia directa (plebiscito y referéndum) que permitan a la ciudadanía aprobar o rechazar directamente las políticas públicas, a través del voto mayoritario. Pese a estas limitaciones, el poder transformador del voto se manifestó en México, particularmente a partir de 1996, año que marcó un parteaguas en la democracia electoral pues, desde ese momento, todas las fuerzas políticas acataron plenamente los resultados electorales emanados de las urnas y sancionados por las autoridades electorales. La plena vigencia del equilibrio de los tres poderes justamente surgió por decisión popular expresada en las urnas en las elecciones del 6 de julio de 1997, cuando el Ejecutivo perdió la mayoría en la Cámara de Diputados. Y es la misma ciudadanía, con su voto mayoritario, la que el 2 de julio de 2000 decidió la alternancia en la Presidencia de la República y la existencia de lo que algunos han denominado “gobiernos divididos”, al negarle al presidente la representación mayoritaria de su partido en el Congreso en tres elecciones sucesivas (1997, 2000 y 2003). Esto, obviamente, sin hacer un recuento de los cambios a nivel municipal y estatal, cuya transformación empezó a partir de la década de los 70 y de 1989, respectivamente.
Ante el poder que ha adquirido el voto como instrumento social de decisión es necesario reconsiderar su importancia y reflexionar sobre el acto de sufragar para favorecer a uno u otro partido político. Votar no se trata de elegir al azar. Para emitir un voto razonado se requiere de información que permita sopesar fortalezas y debilidades, ventajas y desventajas, así como posibles consecuencias de votar por cada una de las opciones disponibles.
Para obtener la información necesaria para decidir razonada y responsablemente se requiere escudriñar mucho más allá de las estrategias de mercadotecnia política que intentan vender a través de imágenes, frases y actos espectaculares, pero carentes de contenido y compromiso. En el proceso para decidir por quién votar propongo explorar, más
bien, los siguientes cinco aspectos: Para finalizar, retomo una reflexión de Michelangelo Bovero, quien dice que la institución de las elecciones es compatible con la democracia, siempre y cuando los ciudadanos no se transformen, de electores por un día, a sujetos pasivos por años, sino a ciudadanos y críticos activos. El ciudadano como elector es una especie de juez de los candidatos, que después de las elecciones debe prolongar su actividad tornándose en juez de los elegidos, concluye Bovero. ------------------------------- Jesús Cantú Escalante es cotitular de la Cátedra de Investigación “Democracia y Estado de Derecho”, y profesor-investigador de la Escuela de Graduados en Administración Pública y Política Pública. |